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lunes, 17 de septiembre de 2012

Un conductor que se bajó a cambiar una rueda halló restos fósiles en Vuelta de Obligado


Un conductor que se detuvo a cambiar una rueda, en un pueblo del norte bonaerense, halló los restos fósiles de un megaterio, el mamífero más grande que habitó en la región, ya extinguido, informó el Museo Paleontológico de San Pedro.
El descubrimiento fue hecho por Walter Parra, vecino de San Pedro, en una calle de tierra de la Vuelta de Obligado, pueblo situado a 19 kilómetros de esa ciudad y a 180 kilómetros de la Capital Federal.

A sólo media cuadra del asfalto que ingresa al pueblo, sobre la calle que conduce hacia el famoso "castillo de Obligado", Parra vio piezas de color blanco-grisáceo que resultaron huesos petrificados, aparentemente diseminados allí al realizarse el entoscado de esa calle.

El vecino recolectó los huesos y los llevó al equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, donde el Grupo Conservacionista de Fósiles identificó 71 piezas de un megaterio (Megatherium americanum).

El museo informó que se trata de un gran animal herbívoro que llegaba a medir unos seis metros, de la cabeza a la cola, y pesar unas cinco toneladas, el mamífero terrestre más grande del período Cuaternario en la región, cuyo nombre científico en griego significa "bestia grande".

Su piel estaba cubierta por abundante pelaje y sus manos terminaban en poderosas garras con las cuales enganchaba el follaje que le servía de alimento, y que también utilizaba para defenderse de eventuales atacantes.

Algunos investigadores señalan al megaterio como habitante de áreas abiertas o parcialmente arboladas ubicadas en clima preferentemente templado.

Este gran animal, que se extinguió hace unos 8000 años, era capaz de pararse sobre sus patas traseras, ayudándose con su cola, para alcanzar los brotes más tiernos de los árboles, llegando hasta una altura superior a los tres metros.

Los huesos fosilizados rescatados por Parra corresponden, aproximadamente, a un 30 por ciento del esqueleto de un megaterio adulto, e incluyen fémures fragmentados, un extremo del húmero, costillas rotas, partes de la pelvis y nueve vértebras incompletas.

Los huesos de las patas de estos animales eran muy voluminosos debido a que soportaban un gran peso corporal.

Las costillas eran gruesas y fuertes para proteger los órganos vitales y los discos vertebrales eran grandes y sólidos formando una columna apropiada para semejante bestia.

El museo recordó que a fines del siglo XVIII un sacerdote de Luján halló y recuperó un esqueleto muy completo de un megaterio y solicitó ayuda al Virrey Loreto para su extracción.

Este hecho inició la paleontología en la provincia de Buenos Aires y provocó tanta admiración que el rey Carlos III solicitó al virrey en una carta que le "enviara un ejemplar vivo o en su defecto embalsamado", sin saber que estos animales habían desaparecido.

En honor al hallazgo de aquel monje, el Museo Paleontológico de San Pedro "Fray Manuel de Torres", lleva su nombre.

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