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martes, 31 de enero de 2012

Tumba prehispánica en Querétaro, sin precedentes


Tumba prehispánica en Querétaro, sin precedentes

El reciente descubrimiento en un deslave en el semidesierto de Querétaro podría tratarse de un sistema funerario no registrado hasta ahora
Reconocimiento. La investigadora del INAH comentó que el entierro descubierto en diciembre pasado, corresponde a un joven que al morir tenía entre 15 y 18 años. (Foto: Especial/INAH )
QUERÉTARO | Lunes 30 de enero de 2012Notimex | El Universal17:26
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Análisis preliminares de un entierro de laépoca prehispánica que recientemente dejó al descubierto un deslave en el semidesierto de Querétaro, municipio de Peñamiller, advierten que podría tratarse del hallazgo de un sistema funerario no registrado hasta ahora por la arqueología.
Sus características particulares remiten a grupos sedentarios de la Gran Chichimeca que convivieron con pueblos prehispánicos de Mesoamérica, informó hoy en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Al respecto, la arqueóloga Fiorella Fenoglio, responsable de la excavación, explicó que el depósito funerario tiene características que no corresponden a ningún tipo de enterramiento mesoamericano conocido, aunque es similar a otro entierro localizado hace seis años a ocho kilómetros de ese lugar.
Ello hace pensar en un patrón de entierros prehispánicos inédito; pero advirtió que se necesitan más excavaciones para verificar si existen más sepulturas iguales y poder asegurar que se trata de una práctica común de un grupo cultural.
La investigadora del INAH comentó que el entierro descubierto en diciembre pasado, corresponde a un joven que al morir tenía entre 15 y 18 años.
Fue sepultado con la mitad de una olla y de un huilanche (roca utilizada como metate) tapándole la cabeza y acompañado de cuatro herramientas elaboradas en hueso, al parecer dos punzones y dos pulidores para cerámica o estuco, comentó.
"Sobre los dos objetos que parecen ser punzones, se encontraron cientos de fragmentos de un material orgánico que podría ser papel o piel con pigmentos rojo, rosa, verde, blanco y amarillo, que indican haber estado plasmados con cierta combinación", precisó.
Fenoglio explicó que los materiales que acompañaban al personaje son propios de culturas sedentarias, no obstante que en la región, los entierros descubiertos por la arqueología pertenecen a grupos nómadas de cazadores recolectores, quienes habitaron en el semidesierto queretano desde tiempos más remotos.
Asimismo, destacó que esta sepultura es extraordinaria, no solo por los materiales que contenía, sino por el sistema funerario aplicado:
"Al parecer, quienes enterraron al joven aprovecharon una cavidad natural de la loma, la excavaron más profunda, calculamos un metro, de manera horizontal, -no vertical como estamos acostumbrados a ver las fosas-, y colocaron bloques de piedra para formar una especie de cueva, donde depositaron al fallecido junto con los objetos".
"Luego taparon el espacio; el tapiaje no lo encontramos porque el entierro quedó al descubierto en el perfil de la loma, como consecuencia de los deslaves y el escurrimiento de agua de lluvia, pero quedan señales en la estratigrafía (capas de tierra)".
Un dato importante en el contexto arqueológico, describió Fenoglio, es que en la pared de enfrente al perfil donde se recuperó el entierro, hay una parte de la estratigrafía que se rompe.
Es, decir, la formación natural de las capas de tierra está pareja y de pronto se ve una pequeña sección con piedras al parecer colocadas de manera intencional, como si estuviera tapiado un hueco.
"Queremos excavar para corroborar si se trata de otro entierro. De ser así, estaríamos frente a un sistema de enterramiento desconocido y comprobaríamos que esta área se utilizó para sepultar a la gente de esa manera", precisó.
"No tenemos registrados en Querétaro, ni en lo que fue Mesoamérica, evidencias de este tipo de enterramientos. Otro caso con las mismas características se registró en 2006, a ocho kilómetros de este sitio se encontró un entierro en el perfil de una loma, metido y probablemente también tapiado", expresó.
"Por eso suponemos que se pueda tratar de una tradición funeraria usada en esa región. Tenemos proyectado regresar al sitio entre febrero y marzo para continuar con las excavaciones y comprobar si hay más sepulturas iguales".
Respecto al origen cultural del entierro, la arqueóloga del INAH tiene dos hipótesis: una es que pertenezca a un "grupo intermedio", es decir, seminómadas con tradiciones de características de Mesoamérica.
"Entre 900 y 1100 después de Cristo, los grupos mesoamericanos convivieron con los cazadores-recolectores de la Gran Chichimeca, producto de las modificaciones de la frontera entre ambos territorios".
Posteriormente, algunos grupos nómadas permanecieron con sus costumbres de cazadores recolectores, pero otros adoptaron las mesoamericanas, dando origen a los llamados 'grupos intermedios', que tiempo después derivarían en los pames.
La segunda hipótesis formulada es que se trate de alguno de los grupos prehispánicos que habitaron en esa región entre 500 a.C. y 900 d.C., como teotihuacanos o chupícuaros o bien un pochteca (comerciante) que murió en el camino y se enterró en este lugar.
También podría ser miembro de otro grupo sedentario que habitaba esta zona y que acostumbraba enterrar a sus muertos ahí, el cual se tendría que identificar.
Cabe destacar que en los estudios preliminares para calcular la posible antiguedad de un contexto arqueológico, por lo regular la ciencia se basa en la identificación del tipo de cerámica, cuyas características de la forma, materiales y diseños pictográficos dan un referente ya establecido en tablas de comparación.
Sin embargo, en esta ocasión no es posible hacer esta correlación debido a que la olla que acompañaba al esqueleto es de color negro y no presenta características que permitan ubicarla en alguna cultura específica, explicó Fenoglio.
"En este caso lo que podría dar una pista respecto a la cultura y periodo al que pertenece el entierro, son los fragmentos de pigmento porque pueden ser característicos de alguna tradición cultural ya conocida", adujo.
Los restos de los objetos de la ofrenda y la osamenta se resguardan en el Centro INAH-Querétaro para ser limpiados y restaurados. Tanto los huesos como los fragmentos con pigmento serán analizados para determinar a qué cultura y época pertenece el entierro.

rqm 

lunes, 30 de enero de 2012

El Portichuelo arroja restos óseos de 30 neonatos aborígenes


Según las conclusiones de la primera fase de la excavación acometida en Telde por un equipo dirigido por Julio Cuencia

La excavación tiene lugar en una ladera muy erosionada (Foto Arcadio Suárez)
TELDEACTUALIDAD
Telde.- La primera fase de la excavación en el sector de El Portichuelo (Cendro) han concluido con el hallazgo de nuevos restos óseos de 30 perinatales humanos. Los arqueólogos investigan si guardan relación con una práctica de control de la población. Julio Cuenca aclara que aún es pronto para explicar el significado de estos hallazgos y apuesta por esperar a que concluya la excavación.
  
El yacimiento de El Portichuelo apuntaba maneras y no ha defraudado. El equipo de arqueólogos que coordina Julio Cuenca Sanabria ha hallado restos óseos de 30 perinatales humanos. Este descubrimiento lo hace único en Canarias. Ahora falta saber si guarda relación con el llamado Estatuto de matar niñas.
 
Ese estatuto infanticida ya se mencionaba en las crónicas de Abreu Galindo. Hace referencia a una decisión adoptada por el Sabor o Consejo de Guerra aborigen en la segunda mitad del siglo XV. ¿En qué consistió? Buscó ejercer un control sobre la natalidad mediante la práctica del infanticidio. Se trató, como explica Cuenca, de una “estrategia de supervivencia” ante “un episodio de hambruna generalizada”, que fue un producto de la guerra abierta primero con Diego de Herrera y después con las huestes de Isabel la Católica, que conquistó la isla entre 1478 y 1484.
 
Los aborígenes abandonaron las mejores tierras de cultivo y pastos y se trasladaron al interior montañoso. Los enfrentamientos armados eran continuos y no había Jugar para la crianza de los hijos ni comida para alimentarlos. Por eso hubo que controlar la población y se optó por eliminar a las niña, recién nacidas, de ahí lo de llamarlo estatuto de matar niñas.
 
Ahora Cuenca y su equipo de Propac-Arqueología, que excavaron el yacimiento de Cendro entre febrero y noviembre de 2011 por encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno canario, tratan de determinar si este sorprendente hallazgo de restos óseos de perinatales humanos (perinatal quiere decir que precede o sigue inmediatamente al nacimiento) guarda relación con aquel episodio del que hablan las crónicas.
 
Hay pistas que les llevan a manejar esa hipótesis, como el hecho de que los restos se encuentren “en un contexto no doméstico ni tampoco funerario”, metidos en recipientes cerámicos junto a restos óseos de cabras y cerdos, también recién nacidos. Dicho de otra forma, su disposición parece indicar “la presencia de un ritual hasta ahora desconocido de lo que parecen ser ofrendas alimenticias junto a inhumaciones de neonatos”.
 
En todo caso, el arqueólogo Cuenca aclara que aún es pronto para explicar el significado de estos hallazgos y apuesta por esperar a que concluya la excavación. Lo cierto es que hay dos datos que pueden ser cruciales para corroborar la hipótesis de Cuenca, los análisis de carbono 14, que aportarán fechas para encuadrar el momento de las inhumaciones, y el sexo de los restos óseos de perinatales mediante el análisis del ADN mitocondrial y nuclear de las muestras. Hasta ahora se ha intentado con cuatro fémures, pero no ha habido suerte. La cantidad de ADN encontrada es muy baja. Este estudio lo realizan los doctores José Pestano y Rosa Fregel, ambos del Servicio de Genética Forense de la ULPGC.
 
En este proyecto están implicados el Gobierno canario, el Cabildo y el Ayuntamiento de Telde. La idea es continuar con los trabajos en el sector K-15, pero también se aplicarán medidas de protección del yacimiento.
 
Ladera erosionada
Nadie diría que un yacimiento como el de El Portichuelo pueda albergar tantas respuestas. Ni siquiera parece un yacimiento por su mal estado de conservación, al filo de una ladera a pique de derrumbes. Pero ya se sabía de su importancia desde 1983, cuando también Cuenca, que entonces era conservador-jefe del Museo Canario, dio con un hallazgo entonces sin precedentes: los primeros restos óseos humanos de neonatos asociados a restos alimenticios. En 2000 un estudio encargado por el Cabildo alertó de que la erosión podía acabar con tan valioso enclave. Se propusieron medidas de urgencia, pero no se ejecutaron. Doce años después, el Gobierno, que es el dueño de la parcela, reactivó el proyecto y encargó a Cuenca unos sondeos previos. Lo que hallaron obligó a una excavación de urgencia que, por ahora, ha dado con 30 neonatos en el umbral de una cueva artificial que parece atiborrada de más restos.
Un valioso enclave en una ladera afectada por la erosión
 
¿Ritual infanticida?
La relevancia de los hallazgos en El Portichuelo lo convierten en uno de los más importantes yacimientos del Archipiélago canario. Arriba, restos tal y como aparecieron de uno de los neonatos, en posición lateral y flexionada. Debajo, recipiente de cerámica con restos óseos asociados, equipo de arqueólogos en plena tarea de clasificación y análisis de los materiales extraídos y reconstrucción del esqueleto de uno de los perinatales. 
Tomado de:

domingo, 29 de enero de 2012

Cuando los reptiles volaban: desvelan el misterio de las alas del pájaro prehistórico


Para los paleontólogos, el Archaeopteryx es tan enigmático como la «Mona Lisa». Considerado el primer pájaro de la Historia, el debate sobre si pudo volar está más cerca de resolverse tras revelar el color de sus plumas con tecnología óptica de nueva generación
 
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Cuando los  reptiles volaban: desvelan el misterio de las alas del pájaro prehistórico
Diccionario Inteligente
28 Enero 12 - - David Ruipérez
No todas las aves tienen la capacidad de volar –basta mirar al avestruz, al emú o al kiwi entre otros–, pero el famoso pájaro prehistórico Archaeopteryx había sembrado la duda sobre si podría sobrevolar aquel mundo de criaturas gigantes. De volar, este animal sería considerado como el padre de todos los pájaros, el eslabón perdido de las aves. El debate sobre si podía surcar los cielos con el batir de sus alas era una pregunta sin respuesta desde hace más de 150 años, cuando fue descubierto en un depósito de piedra caliza de Alemania. Desde entonces ha sido uno de los fósiles «estrella».
Según Ryan Carney, biólogo evolutivo de la Universidad de Brown en Providence (EE UU), «el Archaeopteryx  es considerado como la “Mona Lisa” de la evolución, una especie única». Sólo unos años antes de su descubrimiento, Charles Darwin había levantado ampollas con su obra «El origen de las especies» y este pájaro-dinosaurio alentó la imaginación de los paleontólogos. Por una parte tenía rasgos propios de un reptil como otros dinosaurios, con dientes, las garras afiladas y una cola huesuda. Pero parte de su anatomía se asemejaba a la de las aves. Tenía dos alas cubiertas de plumas y poseía espoleta, ese hueso en forma de «y» que se encuentra en la pechuga de las aves. Tenía alas, pero ¿podía volar? Esa pregunta ha permanecido siglo y medio sin respuesta y ahora parece que el misterio está muy cerca de ser resuelto.
El equipo de investigadores liderados por Carney, empleando la última tecnología en óptica, ha conseguido averiguar qué color tenían sus plumas y ese dato, que pudiera parecer baladí, es clave para conocer cómo vivió este enigmático reptil-pájaro.
Una pluma fosilizada es la pieza fundamental de la investigación que se publica esta semana en la revista «Nature Commmunications» y que fue financiada por la Sociedad Geográfica de Estados Unidos y la Oficina de las Fuerzas Aéreas para la investigación científica. «Es la primera vez que tenemos evidencia del color de las plumas y esta pigmentación le proporcionaría ventajas estructurales al plumaje durante esa etapa de la evolución –explica Carney a este semanario–. Esa microestructura de la pluma es idéntica a la de los pájaros voladores modernos».  
Pero no resulta tan sencillo conocer el color de unos restos biológicos fosilizados. Aunque se había intentado muchas veces en el pasado, esto sólo ha sido posible gracias a los nuevos equipos desarrollados por los alemanes de Carl Zeiss. Esta vez se ha recurrido a un poderoso microscopio de electrones sobre los restos de la pluma fosilizada.
«Aunque no podemos ser concluyentes, estas estructuras pigmentosas habrían incrementado la fuerza y la durabilidad de la pluma, lo que también supondría una ventaja a la hora de volar. En los pájaros modernos, la presencia de melanina incrementa la dureza de la keratina de las plumas en un 40 por ciento, más o menos. También el espesor o la resistencia a las fracturas por abrasión y por el estrés del movimiento repetitivo del aleteo. Es por eso por lo que las plumas, especialmente en sus extremos, suelen estar teñidas de color negro. Algo de lo que estamos seguros al 95 por ciento en el caso del Archaeopteryx », asegura Carney.

¿Y los pterodáctilos?
La presencia de melanina en los fósiles fue un descubrimiento reciente, de hace sólo cuatro años. Cuando Jakob Vinther, de la Universidad de Yale, halló los pigmentos en el saco de la tinta de un calamar fosilizado y pensó que por qué no habría de hallarse en las plumas u otros vestigios prehistóricos.
El siguiente paso en esta carrera por otorgarle al reptil con alas el título de «primer pájaro moderno» se centrará en las bárbulas de las plumas –las que salen a ambos lados del eje central–, ya que son idénticas a los pájaros actuales.
De todas formas, para la mayor parte de los profanos en Paleontología, los pájaros prehistóricos que vienen rápidamente a la cabeza son esos dinosaurios voladores con envergauras de alas de unos cuatro metros, no un ave del tamaño de un cuervo como el fascinante Archaeopteryx. ¿Y los Pterosaurios? Éstos sí que volaban, pero no dieron lugar en ningún momento a los pájaros quehoy se posan en las ramas de los árboles.
La explicación que ofrece Carney es clara. «En primer lugar, los pterosaurios eran reptiles voladores no dinosaurios y fueron los primeros vertebrados con la capacidad de volar, pero no constituyen el linaje de los pájaros actuales. De hecho, mientras que las aves tienen plumas, estos otros animales estaban provistos de una membrana en sus alas».
En cualquier caso la historia del pájaro prehistórico Archaeopteryx tendrá muchos más capítulos.
Tomado de: