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miércoles, 1 de febrero de 2012

Los castros gallegos, sin secretos


Una tesis, con un enfoque inédito sobre la historia de la investigación arqueológica en Galicia, destierra falsos mitos sobre la cultura castreña

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Una de las construcciones castreñas que existen en Galicia. / la opinión

Una de las construcciones castreñas que existen en Galicia. / la opinión 

La cultura castreña no existe ya que los castros fueron comunidades multiculturales, estas construcciones no eran tan primitivas como se creía, eran propios de una sociedad jerarquizada y los poblados servían tanto para protegerse de enemigos externos como para controlar a los residentes. Estos son algunos de los descubrimientos de una tesis doctoral en la que se analiza el papel de los castros en la arqueología gallega así como las costumbres y características de los habitantes de estas construcciones

ÁGATHA DE SANTOS | A CORUÑA Xurxo Aldán Vila, arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Ciencias del Patrimonio de Santiago traza la historia de la investigación arqueológica en Galicia desde el siglo XVIII hasta la actualidad a través de los castros. Casa, familia y comunidad en la Edad de Hierro del Noroeste profundiza en la casa castreña no solo como resto para revisar la cultura castreña, sino también como un bien patrimonial; las distintas teorías arqueológicas sobre el mundo castreño, y la imagen que de este tiene la sociedad gallega a través de la cultura popular y su representación en los cómics y los manuales escolares.

La tesis, iniciada en 2000 y dirigida por Felipe Criado, profesor de investigación del CSIC y director del Instituto de Ciencias del Patrimonio, y Marco García, catedrático de Historia Antigua de la Universidade de Santiago de Compostela, obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad. Según el CSIC, constituye un trabajo pionero tanto por el tema -no había una síntesis actualizada desde la realizada en 1976 por Ana Romero Masiá- como por el enfoque con el que se reinterpreta el mundo de los castros a partir de la perspectiva arqueológica actual. "El estudio reconstruye la historia de la arqueología gallega a través de sus trabajos sobre la arquitectura castreña y acaba con ciertos mitos", añade.

Uno de ellos es el término "cultura castreña", que según el autor de este trabajo, no existe como tal. "Los castros han tenido distintos enfoques a lo largo de la historia. La arqueología galleguista acuñó el término de civilización céltica como referente de la comunidad gallega, que se mantiene durante el franquismo. Es en los 80 cuando las nuevas generaciones se enfrentan con este paradigma y empieza a hablarse de cultura castreña, un término que continúa siendo político. Hoy sabemos que la cultura castreña no existe, sino que los castros son comunidades multiculturales", detalla. Este término lo avalan, añade, los estudios etnoarqueológicos entre grupos tribales que viven en castros en la frontera de Etiopía y Sudán. "Estudiamos el espacio doméstico para ver cómo era vivir en una casa circular. Y como en las celtas, este espacio es compartido por personas, animales y enseres", resume.

Según añade, tampoco eran tan primitivas como se creía hasta hace poco -"Fueron artífices de la arquitectura doméstica más monumental de Europa occidental. Desarrollaron la cantera mientras que en otras zonas se empleaba el adobe", relata -, no constituían una sociedad igualitaria, sino jerarquizada, y sí era guerrera. "Los poblados fortificados servían tanto para protegerse como para controlar a los propios pobladores", explica Aldán, que lamenta que continúe perpetuándose estos falsos mitos. "El trabajo reivindica la arqueología democrática, donde los yacimientos estén abiertos a la sociedad y que esta forme parte de una arqueología participativa", sostiene. 
Tomado de:
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2012/02/01/castros-gallegos-secretos/575985.html


Castreños de la Edad del Hierro: ni tan pacíficos, ni tan iguales, ni tan primitivos

Excavación en el Monte do Castro, en la localidad pontevedresa de Ribadumia. | X. A.
Excavación en el Monte do Castro, en la localidad pontevedresa de Ribadumia. | X. A.
  • Se trata del primer gran estudio sobre los castros desde hace 35 años
  • Su autor, Xurxo Ayán apunta que no existía cohesión en el mundo castreño
  • El investigador avanza que los castreños podrían ser polígamos
  • Estos primeros pobladores fueron mercenarios en las tropas cartaginesas
  • El trabajo repasa también los mitos en la cultura y el cómic en torno a ellos
¿Quién vivía en los castros gallegos? ¿Cómo eran y de qué se alimentaban? ¿Cómo se organizaban? ¿Cúal era su estructura social? Estas y otras muchas preguntas son las que se hizo y a las que ha intentado dar respuesta el arqueólogo Xurxo Ayán en la investigación 'Casa, Familia y Comunidad en la Edad del Hierro del Noroeste'.
Precisamente, Ayán se centra en el estudio global de la vivienda y el espacio doméstico de los castros del noroeste de la Península Ibérica empleando datos de proyectos arqueológicos desarrollados en los últimos años en el castro de Castrolandín (Cuntis, Pontevedra), en los castros de Neixón (Boiro, A Coruña), en el castro de Montealegre (Moaña, Pontevedra), y en Campo de A Lanzada (Sanxenxo, Pontevedra).
Este trabajo, que forma parte de su tesis doctoral, dirigida por los investigadores Felipe Criado Boado, profesor de investigación del CSIC y Marco Virgilio García Quintela, catedrático de Historia Antigua de la USC, es la primera gran investigación integral sobre el modo de vida de los castreños desde hace más de tres décadas. Y con él cubre un vacío notable en la investigación sobre el mundo de los castros, actualizando el registro arqueológico que había hasta el momento.
Las comunidades castreñas desarrollaron la arquitectura en piedra más monumental de toda la Europa continental con un bagaje tecnológico muy limitado. ¿Y cómo fue posible? "Por la consolidación de un paisaje agrario desarrollado, una implantación en el territorio y el desarrollo de estructuras de parentesco extensas", apunta Ayán. Y es quelos castreños no eran tan primitivos como se reflejan en los cómics, en los manuales escolares o en el imaginario colectivo.
Los castros surgieron entre los siglos X y VIII A. C. como tentativa de estas comunidades de luchar contra la jerarquización y división social. El poblado monumental era una obra colectiva, donde el asentamiento estaba por encima de las unidades familiares. En la tesis se constatan las primeras diferencias sociales en la arquitectura doméstica gracias a excavaciones como las de A Lanzada y Castrolandín. Una idea que rompe con la imagen tradicional de la sociedad castreña igualitaria, pacífica y primitiva.
Yacimiento en el Monte do Castro (Ribadumia, Pontevedra)

¿Poligamia?

Precisamente, el tipo de estructura de las casas de la fase final del periodo castreño, antes de la conquista romana, hacen factible, según Ayán, la poligamia como mecanismo de reproducción social, como ocurrre con los grupos africanos premodernos. Por esta razón, el investigador apunta que la cultura castreña, como tal, no existió. "Convivían y malvivían comunidades muy diferentes, había una variabilidad regional tremenda, movimientos de población e influencias de muy diversa índole", apunta.
También rompe con otro de los mitos que había hasta ahora: la visión de la romanización como idea de progreso para estas comunidades. "Eso es una falacia", asegura Ayán, que aclara que muchas de las innovaciones técnicas llegaron con el comercio mediterráneo anterior o con la participación de guerreros castreños en las tropas cartaginesas, por ejemplo.
La investigación es un hito historiográfico, ya que abarca una reflexión teórico-metodológica surgida en el seno del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) –órgano que integra a 50 personas que estudian el patrimonio cultural como problema científico- en la última década, conciliando Arqueología del Paisaje, Arqueología de la Arquitectura y otros marcos interpretativos desarrollados por el modelo de investigación anglosajón.

Referente en la arqueología española

Excavaciones en Castrolandín, en Cuntis (Pontevedra). | X. A.
Excavaciones en Castrolandín, en Cuntis (Pontevedra). | X. A.
De hecho, esta línea de trabajo es un referente en el contexto de la arqueología española en la actualidad. "Rompe con el modelo anquilosado de tesis doctoral en Arqueología, fractura de lleno ese género y da lugar a una obra crítica, multivocal, que mezcla diferentes géneros", asegura el autor de la investigación, Xurxo Ayán, en declaraciones a ELMUNDO.es.
En el trabajo se destaca la importancia que la casa castreña tuvo a lo largo de la historia. Un ejemplo de ello se puede observar en lasexcavaciones del Monte do Castro, en Ribadumia (Pontevedra), que es un "ejemplo perfecto", según Ayán, de la "monumentalización" de un espacio doméstico en los poblados fortificados de las Rías Baixas a lo largo de la Edad del Hierro.
De los primeros tiempos de este asentamiento se han encontrado depósitos de ceniza y ornamentos de bronce entre agujeros de poste que presentan los castros. "Es un puzzle cargado de leves huellas de un período del que aún sabemos muy poco", apunta Ayán. Las cabañas, hechas con materiales perecederos, recuerdan el panorama característico de los 'hillforts' británicos o de los castros de Centroeuropa.
Precisamente, en la 2ª Edad del Hierro tiene lugar uno de los procesos más característicos del noroeste de la Península Ibérica: la petrificación de las viviendas. Nuevas cabañas circulares brotan por encima de las precedentes y, sobre estas casas, se levantará después una monumental casa-patio que imita el modelo de prestigio de aparece en las 'oppida bracarenses'.
El estudio también analiza la imagen que de la casa castreña dan los cómics, los manuales escolares, el mundo tradicional gallego, los parques arqueológicos y la cultura popular contemporánea. Un aspecto nunca tratado hasta el momento en trabajos científicos por no ser concebido cómo digno de ser investigado desde tal perspectiva.

Historia crítica

Además, la investigación abarca la primera historia crítica de la arqueología gallega, desde el siglo XVIII hasta la actualidad y constituye todo un ejercicio de recuperación de la memoria histórica de esta disciplina. Así, analiza la ruptura que supuso el golpe de estado de 1936 y reivindica la figura de arqueólogos asesinados y exiliados, como el profesor de Arqueología de la Universidad de Santiago de Compostela en los años 30, Sebastián González García-Paz, exiliado en Puerto Rico, excavador de los castros de Santa Tecla, Borneiro o Baroña.
La tesis de Ayán es, también, todo un alegato a favor de lademocratización del patrimonio arqueológico gallego y a favor de una arqueología pública que incluya a los ciudadanos y comunidades locales no sólo en el disfrute de los castros sino, incluso, en el proceso de construcción del conocimiento arqueológico.
Por otra parte, Xurxo Ayán realiza en su trabajo una lectura antropológica de la evolución de las comunidades asentadas en el noroeste, desde la prehistoria hasta la romanización, aplicando enseñanzas de la experiencia etnoarqueológica desarrollada en África oriental desde 2006. Y es que este arqueólogo ha participado en varias campañas arqueológicas internacionales sobre etnoarqueología entre grupos tribales, en la frontera entre Etiopía y Sudán del Sur.           

Excavaciones y campañas

En este estudio han tenido una gran importancia los datos extraídos de las excavaciones arqueológicas de urgencia desarrolladas en el marco de la corrección de impacto arqueológico de grandes obras públicas como la Autopista Vigo-A Coruña-Ferrol o el Corredor de O Morrazo.
También se ha tenido en cuenta los datos de yacimientos castreños como el Plan Director del castro de Elviña, el diseño de contenidos para el Parque Arqueológico de la Cultura Castreña de San Cibrán de Lás, o la revalorización del castro de Castrolandín (Cuntis, Pontevedra), así como los proyectos de difusión y divulgación de la arquitectura castreña del CSIC.
Tomado de:

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