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viernes, 24 de febrero de 2012

Los arqueólogos creen que hubo un taller metalúrgico en el castro de Ribadumia


Se hallaron gran cantidad de fíbulas que además aparecen decoradas

 08:25  
Imagen que muestra el estado de las excavaciones realizadas en el castro de Ribadumia.   // Iñaki Abella
Imagen que muestra el estado de las excavaciones realizadas en el castro de Ribadumia. // Iñaki Abella 
REDACCIÓN - RIBADUMIA El inventario de las piezas halladas en Monte do Castro en las dos fases de excavación realizadas a lo largo del pasado año retrasa hasta principios de marzo la nueva actuación en la parte alta del yacimiento.
El estudio es muy complejo ya que es preciso documenta cerca de 40.000 piezas tanto de cerámica como en hierro, alguna de ellas muy significativas.
En el estudio se refleja la posibilidad de que en el castro ribadumiense pudo haber existido un taller local de metalurgia, pues el número de piezas en bronce es muy significativo.
De hecho se han encontrado cientos de fíbulas o piezas de metal que debido al paso del tiempo aparentaban lisas al recogerlas, pero que tras su limpieza, se observan que tienen una profusa decoración.
Explica Rafael Rodríguez, director de la excavación de Besomaño, en Ribadumia, que les ha llamado la atención el enorme trabajo que tienen estas piezas de bronce.
"Son decoraciones realizadas a mano, en las que en su mayor parte se dibujan líneas rectas o en zig–zag, por lo que aunque se parecen son todas distintas entre sí", explica el director de la excavación.
En casi un año de trabajo se pudieron rescatar cerca de 40.000 piezas, muchas de ellas cerámicas, tanto para uso doméstico de los antiguos pobladores pero también de fiesta o ceremonia.
En alguna de las cabañas se han encontrado fuentes y vasijas con decoración policromada, aunque la mayor parte eran recipientes como ánforas para guardar agua o grano, según se explicó en su día.
El análisis de todas estas piezas que se están inventariando también inciden en el hecho de que este poblado de O Castro (Ribadumia) basaba también su economía en las importaciones, y se consolida la hipótesis de que mantenía fuertes relaciones comerciales con el Mediterráneo.
De hecho ahora se comprueba que existen piezas de bronce típicas en los siglos II y IV antes de Cristo.
Todos estos datos se están procesando en estos momentos, con el fin de remitirlos en los próximos días a la Dirección Xeral de Patrimonio, en cumplimiento de la legislación sectorial vigente.
Una vez que se culmine esta labor de despacho, los equipos que hasta ahora han participado en las excavaciones volverán al Monte do Castro para proseguir con los trabajos en un yacimiento que cada día revela nuevas sorpresas.
Rafael Rodríguez quiere acabar con el pasillo que quedó más próximo al descubierto muro que cerraba el yacimiento, pero luego pretende actuar en la zona más alta del castro.
Según todos los indicios, puede ser la excavación más prolífica en hallazgos, si se confirma que en esta parte se situaban los edificios públicos, tanto de gobierno como de oración.
La distribución jerárquica de este tipo de poblados hace presagiar que en la zona todavía sin excavar, por su preeminencia, habrían acogido los edificios más importantes del poblado calcinado por los invasores romanos.
De hecho, en lo alto, a simple vista, se conserva una roca de gran tamaño que hasta no hace mucho contaba con algunos escalones y un hueco que pudo ser una especie de pilón.
También se observan perfectas líneas de piedra, con un trazo demasiado regular, que podría formar parte del muro fortificado o de otro tipo de edificios.

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