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martes, 16 de octubre de 2012

Encuentran el fósil de un artrópodo de hace 520 millones de años que en un cuerpo primitivo albergaba un cerebro moderno



La Paleontología nos habla de los seres que vivieron en el pasado, de un mundo que ya no está. Nunca sabremos exactamente cómo eran esos seres y de la mayoría nunca conoceremos su existencia. Sólo fosilizan algunos de ellos y, por tanto, el registro fósil siempre está incompleto. Incluso cuando fosilizan no siempre dejan un fósil bien conservado. Las partes duras como los dientes y los huesos tienden a fosilizar mejor que las partes blandas. Pero de vez en cuando los seres humanos (o más bien los paleontólogos) encuentran ejemplares exquisitamente conservados que han preservado estructuras de lo que antaño fueron las partes blandas de algún animal.
16 Oct 2012 | NEOFRONTERAS.COM
Hay muy pocos yacimientos que permitan el milagro de que algunas especies nos hablen bien desde el pasado distante, que nos hablen de cómo eran y, en definitiva, que nos hablen de cómo evolucionó la vida en el planeta que permitió nuestra existencia.

Ahora se ha publicado el estudio de uno de estos fósiles. Se encontró en la provincia china de Yunnan. Se trata de un artrópodo del Cámbrico al que se ha denominado Fuxianhuia protensa. El animal quedó enterrado en unos sedimentos pobres en oxígeno que impidieron la proliferación de bacterias descomponedoras.
En este fósil de 520 millones de años se conservan estructuras correspondientes al cerebro del animal cuando éste estaba vivo. El cerebro de esta criatura es tan complejo como el de los modernos artrópodos, lo que situaría la aparición de cerebros complejos en una época anterior a la que hasta ahora se había asumido. Al parecer ningún experto del campo esperaba encontrarse con algo así.

Este fósil de 11 cm de longitud muestra un cerebro anatómicamente complejo que nos dice que el cerebro de los artrópodos no ha cambiado mucho en 520 millones de años. Fuxianhuia protensa es un linaje de artrópodo extinto que combina un cerebro complejo con una plan corporal primitivo. Esta especie representa un "eslabón perdido" que arroja luz sobre la historia evolutiva de los artrópodos, el grupo taxonómico en el que se encuentran los insectos, arácnidos y crustáceos.

Según los investigadores implicados se trata de un descubrimiento importante que podría resolver un largo debate acerca de cómo aparecieron y evolucionaron los cerebros complejos. Hay polémica en el mundo académico sobre el origen de los insectos. Unos creen que los insectos evolucionaron a partir del ancestro que dio origen a los malacostráceos, un grupo de crustáceos que incluye a las gambas y a los cangrejos. Otros apuntan al linaje de los braquiópodos. Como la anatomía cerebral de los braquiópodos es mucho más simple que la de los malacostráceos se había considerado que a los braquiópodos como los antepasados más probables de los insectos.

Sin embargo, este descubrimiento lo cambia todo. El cerebro complejo deFuxianhuia hace que el escenario descrito no sea probable. La forma de su cerebro es comparable a la de los modernos malacostráceos. Los autores del estudio sostienen que este fósil apoya la hipótesis que de que el cerebro de los braquiópodos evolucionó a partir de un cerebro de arquitectura compleja hasta uno con una simple en lugar de al revés.
Nicholas Strausfeld, coautor del estudio y proponente de esta hipótesis, dice que ya había pistas que indicaban que los braquiópodos no podían ser los antepasados de los insectos y que muchos de los paleontólogos esperaban encontrar algún día una prueba como la que ya se ha encontrado que apoyara esa idea.

Cuenta que se pasó cinco horas frenéticas en el microscopio de disección, y las últimas dos horas de su estancia en Yunnan se las pasó fotografiando y fotografiando. "Me di cuenta de que el cerebro realmente tenía tres neurópilos en la región óptica, lo que es un rasgo de los malacostráceos no de los braquiópodos", añade. Los neurópilos son las porciones del cerebro de los artrópodos que sirven para recolectar y procesar la información que llega de los órganos sensoriales. Los braquiópodos sólo tienen dos neurópilos ópticos.
Los neurópilos ópticos de cada lado estuvieron probablemente conectados por fibras nerviosas según un patrón cruzado como ocurre en insectos y malacostráceos. El cerebro además estaba compuesto por tres segmentos fundidos, mientras que en los braquiópodos sólo dos segmentos están fusionados. Fuxianhuia tenía un cerebro moderno en un cuerpo primitivo.
Esta especie apoya la idea que una vez un diseño básico de cerebro aparece cambia poco a lo largo del tiempo. En su lugar los componentes periféricos como los ojos, las antenas, los apéndices y otros órganos sensoriales sufren una gran diversificación y especialización para diferentes tareas, pero se conectan a la misma circuitería básica.

"Es notable lo constante que se han mantenido los grupos de patrones del sistema nervioso durante probablemente 550 millones de años. La organización básica de la circuitería computacional que tiene que ver, por ejemplo, con el olfato parece ser la misma que la relacionada con la visión o con el tacto", dice Strausfeld.
Algunos expertos no están sorprendidos por esta intrincada estructura pues todas las veces que un sistema visual complejo empieza a evolucionar hay una presión de selección fuerte para optimizar el sistema neuronal que la soporta.
Se necesitará encontrar cerebros igualmente bien conservados en otras especies de la época para dejar zanjado el asunto. Quizás otros artrópodos de la época que tengan planes corporales más complejos pudieran tener cerebros más complejos. Al fin y al cabo, todos ellos necesitaban un sistema nervioso sofisticado que les permitiera navegar a través del entorno complejo y peligroso en el que se habían convertidos los mares cámbricos.

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