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sábado, 12 de mayo de 2012

Hallan dos vasijas fúnebres en Eafit




Hallan dos vasijas fúnebres en Eafit
Las urnas fúnebres fueron encontradas en Los Guayabos, un terreno aledaño al nuevo puente de la calle 4 sur. FOTO JAIME PÉREZ
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POR JUAN DAVID MONTOYA
 | Publicado el 12 de mayo de 2012Ya son 3 entierros indígenas descubiertos en la zona. Son de la cultura Quimbaya y datan de los años 0 a 800 D.C.
El pasado lejano y el futuro se volvieron a encontrar este jueves cerca a Eafit. Arqueólogos contratados por la institución de educación superior hallaron dos urnas funerarias de al menos 1.200 años de antigüedad en un lote de la universidad contiguo al puente de la calle 4 sur.

Bañados por la canícula de la tarde, sobre la terraza aluvial que protegió las tumbas por siglos, el equipo liderado por Pablo Aristizábal ultima detalles para la extracción de estos elementos de barro de la cultura Quimbaya.

De cara al río, el sol sigue la ruta que lo llevará a esconderse tras las montañas que por tanto tiempo protegieron a los indígenas asentados en la zona.

Con este escenario perpetuo como trasfondo, el mismo donde las comunidades indígenas precolombinas crearon una admirable civilización, los arqueólogos encontraron los elementos funerarios tras el paso de un buldócer.

En el terreno de 1,9 hectáreas, ubicado en el costado oriental de la avenida Las Vegas, la universidad está construyendo un parqueadero y más adelante expandirá allí su campus.

En este lugar, Los Guayabos, ya se habían hecho descubrimientos similares durante la construcción del puente recién inaugurado que conecta Guayabal con El Poblado (ver antecedentes).

Con el fin de proteger la riqueza arqueológica de la zona, Eafit contrató un equipo de arqueología preventiva. Además de los dos entierros, los investigadores descubrieron otros elementos de los siglos XVI, XVII y XVIII.

"En un mismo lote encontramos toda la secuencia de la historia del Valle de Aburrá", señala Aristizabal. Dagas, botijas, cuchillos, dijes y hasta lozas inglesas dan cuenta de los asentamientos indígenas, españoles y criollos en el lugar.

Regreso a la semilla
De acuerdo con los arqueólogos, las personas cremadas y posteriormente depositadas en las vasijas pudieron haber habitado lo que hoy conocemos como Medellín entre los 0 y los 800 años después de Cristo. Sin embargo, la presencia humana en la zona puede rastrearse de mucho tiempo atrás. Bajo la ofrenda fúnebre se encontraron rastros de carbón de 2.500 años antes de Cristo. Para Aristizábal, esta es la prueba irrefutable de que en el lugar hubo un asentamiento humano que utilizaba el fuego. Alrededor de las urnas de estilo cerámico marrón macizo, finamente decoradas con arabescos, se halló una bandeja de barro.

De acuerdo con la cosmogonía indígena, el rito de la muerte consistía en cerrar un ciclo.

Por esto, como lo advierte Pablo Aristizábal, las urnas "imitan un vientre femenino y representan el regreso al vientre de la madre".

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