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martes, 17 de julio de 2012

Encuentran arqueólogos del INAH entierros milenarios en Querétaro



CULTURA • 
En el interior de una de las fosas se descubrieron los restos de dos personas, los cuales estaban acompañados de una ofrenda que consistía de cuchillos bifaciales, un anillo grabado hecho con hueso humano entre otras cosas.

Ciudad de México • Dos entierros prehispánicos de entre 900 y mil años de antigüedad, fueron descubiertos por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), dentro de un templo que forma parte de un conjunto de edificios precolombinos, que se sumará próximamente al recorrido de la Zona Arqueológica de Ranas, en la Sierra Gorda queretana, sitio que destacó por la obtención del cinabrio, un mineral que fue muy apreciado en Mesoamérica.
El arqueólogo Alberto Herrera Muñoz, investigador del Centro INAH-Querétaro, informó que uno de los entierros consiste en una fosa excavada de 72 cm de diámetro, en cuyo interior se localizó la osamenta de un individuo joven, que al morir tenía entre 13 a 16 años de edad, del cual aún falta determinar el sexo. El esqueleto se halló en posición fetal, y debajo de los restos óseos desarticulados de otro personaje.
De acuerdo con el responsable del sitio, desde 1991, el entierro se ubicó en una capa de sedimento, correspondiente a la segunda etapa de uso del templo, que data de los años 900 y 1100, d.C., de ahí que ambos esqueletos se pueden fechar hacia este lapso.
Cuchillos bifaciales de obsidiana gris, dos conchas procedentes del Pacífico, un silbato y un anillo grabado hecho con hueso humano, forman parte de la ofrenda que acompañaba al individuo que falleció durante la adolescencia.
Cercano al primer enterramiento, en un espacio oval fue descubierto el otro entierro. De dicha inhumación solo se han vislumbrado tres cráneos, porque aún falta excavar; se desconoce si corresponden a esqueletos completos o si se trata de restos que fueron removidos. Por el momento, únicamente se ha determinado que estos restos humanos tiene la misma antigüedad que la primera inhumación descubierta (900-1100 d.C.), y tienen algunos materiales de ofrenda.
El sitio prehispánico de Ranas se localiza cerca del municipio queretano de San Joaquín, en la Sierra Gorda; fue edificado en la cima de dos cerros que se unen formando un vértice, y el principal desarrollo urbano se dio entre 400 y 1200 d.C. Mantuvo relación con sitios y áreas distantes, como Teotihuacan, Tula, Río Verde (San Luis Potosí) y El Tajín, en la Costa del Golfo.
Como parte de los trabajos de excavación en esta área, los cuales comenzaron a fines de 2011, se retiraron mil 300 m3 de tierra y sedimento; las cinco estructuras que la componen se han consolidado casi en su totalidad, éstas miden en promedio 11 m por lado, y tienen distintas etapas de construcción, que fueron hechas del 400 al 1200 d.C.
El arqueólogo Alberto Herrera abundó que el enfoque interdisciplinario del Proyecto Arqueológico Ranas, ha sido fundamental para el conocimiento del sitio, de manera que se sabe que sus habitantes se dedicaron a la caza, la recolección y la obtención del cinabrio. Los recientes descubrimientos ayudarán a determinar el impacto de este mineral en el antiguo ecosistema, en las condiciones de vida y salud de sus habitantes.
El investigador del INAH concluyó que los estudios, tanto en Ranas como en Toluquilla, posicionan al sur de la Sierra Gorda de Querétaro, como la primera región con investigaciones sistemáticas en México, acerca de la economía minera del cinabrio (con una tradición de dos mil años) y su aporte a los circuitos de intercambio en el México antiguo.

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